Una cámara frigorífica es un ambiente con temperatura controlada fundamental en la industria alimentaria, así como en la farmacéutica.
Una o más cámaras frigoríficas conectadas entre ellas permiten obtener locales para la conservación, la refrigeración o la prerefrigeración de productos, especialmente alimentos, en los que debe mantenerse una temperatura estable y preestablecida; este grado de temperatura depende de la función de la cámara y puede variar de los +18°C para la maduración de los plátanos a los -28° C para congelar el pescado o las verduras. La estructura puede ser fija o móvil y, en su interior, puede necesitar una atmósfera controlada.
En la base de la eficiencia de un almacén refrigerado hay una atención al diseño para identificar las correctas tipologías de los materiales que se deben emplear con el fin de obtener el necesario aislamiento, reduciendo así los costes de gestión y mantenimiento. El análisis en fase de proyecto está dirigida a identificar la prestación aislante necesaria para el mantenimiento constante de las condiciones internas, en particular de la temperatura.
Cámaras frigoríficas con temperatura positiva
Son las que se caracterizan por una temperatura entre los 0ºC y los 10ºC y mayormente utilizadas para la conservación de productos como frutas y verduras. Suministran un ambiente adecuado para la conservación de muchos alimentos “frescos” garantizando temperaturas constantes y valores de humedad contenida, a través de revestimientos aislantes con baja transmitancia térmica.
Cámaras frigoríficas con temperatura negativa
Al contar con un rango de temperatura comprendido entre 0°C y -28°C, las cámaras frigoríficas con temperatura negativa se usan para la prerefrigeración de productos como frutas y verduras, la refrigeración, y la congelación. Favorecen un ambiente adecuado para la conservación y la congelación de los alimentos con un eficaz control de las temperaturas, de la humedad y de la atmósfera interna gracias a los revestimientos aislantes de muy baja transmitancia y dispersión térmica.
La zona de trabajo de las cámaras frigoríficas
El elemento común dentro de los almacenes frigoríficos es una zona de trabajo ubicada al lado de la cámara de congelación. Esta área dispone de una temperatura de 5ºC y permite a los trabajadores desarrollar algunas elaboraciones en un ambiente más confortable, aunque durante poco tiempo; los tiempos de permanencia permitidos por el HACCP no deben superar los 30 minutos. Para mejorar el confort y la seguridad dentro de estos espacios, es útil predisponer un suelo radiante para impedir la formación de hielo.
Las salas blancas o "clean rooms"
La industria alimentaria o farmacéutica, pero también la mecánica, electrónica, de coches y aeroespacial, solicitan con más frecuencia algunas áreas de elaboración estériles para garantizar la seguridad y la higiene de un producto terminado. Las salas blancas, o clean rooms, son áreas limpias, controladas y esterilizadas con atmósfera controlada. Significa que el aire en su interior contiene una cantidad mínima de micropartículas de polvo suspendido. Su realización, el correcto uso y mantenimiento están reglamentados por la normativa ISO 14644.
Las puertas de alta velocidad
Las puertas de alta velocidad han sido diseñadas para mantener la temperatura en el interior de las cámaras y de los almacenes frigoríficos lo más constante posible, resistiendo, además, a temperaturas que llegan a los -28ºC. Programadas para cerrarse de forma automática de inmediato después del paso del operador, las puertas de alta velocidad de nueva generación resisten a numerosos ciclos de apertura/cierre.
Proporcionan un tiempo promedio de apertura / cierre de aproximadamente 2 segundos para que el cambio de temperatura dentro del almacén sea mínima, incrementando así la eficiencia de la cámara de refrigeración con una consiguiente reducción del consumo energético.
La importancia de un buen aislamiento para las cámaras frigoríficas
La necesidad de mantener la temperatura constante dentro de una cámara frigorífica conlleva una gran cantidad de energía. Para reducir de forma considerable los costes del acondicionamiento y favorecer las condiciones atmosféricas dentro del edificio se mantengan constantes y garantizar el confort de quién esté en el interior, es esencial que el diseño del almacén refrigerado considere las mejores soluciones para un aislamiento idóneo.
Las características del revestimiento externo, así como las puertas y las ventanas y de todos los elementos estructurales del edificio, deben aislar de la mejor forma y ser diseñadas e instaladas teniendo especial cuidado para evitar la formación de puentes térmicos.
Los materiales correctos para las cámaras frigoríficas
La norma UNI 10933 del 2001 define el grado de agresividad del ambiente de trabajo y conservación: es en función de este elemento que se elige el material de construcción más oportuno.
Para los espacios con temperatura controlada, como las cámaras frigoríficas o las salas blancas, por ejemplo, en el mercado están disponibles diferentes tipologías de paneles aislantes que contribuyan asegurar las temperaturas necesarias a la conservación de los alimentos y los medicamentos.
Los paneles aislantes sándwich para celdas y ambientes con temperatura controlada pueden ser realizados con diferentes materiales, recubiertos de fibra de vidrio, chapas metálicas prelacadas y galvanizadas en materiales plásticos. Se diferencian también en función de las prestaciones de resistencia y reacción al fuego y/o durabilidad.
Para los ambientes con temperatura controlada se emplean sobre todo paneles aislantes con espumas de poliuretano como Isofrozen e Isofrozen HT, que están diseñados por Isopan para la industria alimentaria y médica y que combinan propiedades aislantes y un óptimo comportamiento contra el fuego.