De la sostenibilidad a la regeneración. No se trata solo de una sutileza semántica, sino de un cambio drástico de perspectiva sobre la forma en que construimos, habitamos y transformamos el espacio.
Hemos hablado de ello con Carlo Battisti, presidente de Living Future Europe, en el marco de nuestra serie de entrevistas dedicadas a los protagonistas de la innovación sostenible en el mundo de la construcción.
Una conversación llena de ideas que nos ha servido para aclarar no solo la diferencia entre sostenibilidad y regeneración, sino también lo que se necesita a día de hoy para que el diseño regenerativo se convierta en un nuevo estándar del sector.
¿Por qué ya no podemos conformarnos con la sostenibilidad?
A menudo se da por sentado que «sostenible» significa automáticamente «positivo para el medio ambiente». Pero, ¿es realmente así?
«El concepto de sostenibilidad sigue estando vinculado a una lógica de "hacer menos daño"», explica Battisti. «En realidad, si nos tomamos en serio la definición de sostenibilidad como "devolver al medio ambiente todo lo que hemos tomado", nos damos cuenta de que aún estamos muy lejos de ese objetivo. Nuestro sector se mueve según una lógica creciente, que reduce los daños sin llegar a un verdadero equilibrio, y mucho menos a un impacto positivo».
Según Battisti, el verdadero cambio consiste en integrar una visión regenerativa, en la que el entorno construido ya no es un problema que hay que limitar, sino un recurso capaz de contribuir a la salud del ecosistema.
¿Regeneración urbana o diseño regenerativo? Atención a la diferencia.
Durante la entrevista, surgió una distinción fundamental: la que existe entre regeneración urbana y diseño regenerativo.
«Cuando hablamos de regeneración urbana, a menudo nos referimos a la remodelación física de zonas degradadas, pero sin garantías reales de sostenibilidad medioambiental o social», subraya Battisti. «Es más, en algunos casos, este tipo de intervenciones provocan fenómenos de gentrificación y la exclusión de los sectores vulnerables de la población».
Por el contrario, el diseño regenerativo tiene como objetivo crear edificios y barrios que generen un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad: «Recuperar los ecosistemas dañados y crear las condiciones para que puedan regenerarse».
Es un paradigma que va más allá del concepto de cero emisiones: se centra en valores positivos, como la producción de energía renovable, la promoción de la biodiversidad y el bienestar activo de las personas.
Diseñar para generar un impacto positivo
¿Qué supone, en la práctica, diseñar edificios regenerativos?
«Significa poner en primer plano desde el principio una visión ambiciosa y compartida. No se trata solo de hacer bien las cosas: se trata de hacer las cosas correctas», explica Battisti. Y continúa:
«Debemos pasar de una lógica lineal, en la que cada uno hace su parte de forma secuencial, a una lógica circular e iterativa, en la que cada decisión se optimiza continuamente con la contribución de todos los actores involucrados».
Otro elemento esencial es la conciencia del impacto real del entorno construido:
«El 40 % de las emisiones globales de CO₂ es una cifra a menudo infravalorada. Si incluimos también el acondicionamiento cíclico de los espacios interiores, el transporte y las actividades relacionadas con la vida en los edificios, podemos alcanzar el 65 % del impacto climático total. Es un porcentaje que debería hacer reflexionar a todo nuestro sector».
Las tecnologías existen: ahora se necesita un cambio de proceso.
Un mensaje fundamental que se extrae de la entrevista es que no faltan soluciones técnicas, sino el valor para aplicarlas a gran escala.
«En la actualidad, podemos construir edificios que producen más energía de la que consumen, que utilizan materiales saludables y regenerativos, que mejoran la calidad del aire y que devuelven el agua limpia. Las tecnologías existen, el mercado está preparado. Lo que se necesita es un cambio de proceso y de mentalidad».
Por lo tanto, se necesita un trabajo integrador y colaborativo, en el que arquitectos, ingenieros, fabricantes de materiales, usuarios finales y empresas constructoras compartan desde el principio una visión común.
«Es una inversión inicial que se amortiza con creces, ya que evita errores, redundancias y costes superfluos, y produce un resultado final mucho más eficiente y eficaz».
¿El verdadero obstáculo? La cultura (y las normas)
«Como suele ser habitual cuando se habla de innovación, la principal resistencia es cultural», observa Battisti.
«Estamos acostumbrados a diseñar de una determinada forma, a respetar procedimientos y roles consolidados. Pero el proceso lineal ya no es suficiente para afrontar los retos medioambientales y sociales de nuestro tiempo».
A esta inercia se suman obstáculos normativos:
«Las leyes, las normativas locales y las políticas a menudo no están actualizadas al estado actual de la técnica. Existen soluciones que no pueden aplicarse solo porque las normativas se han quedado estancadas hace diez años. También en este sentido, las empresas tienen un papel importante: pueden impulsar el cambio, demostrar que se puede hacer y ayudar a reescribir las reglas».
Rehabilitar el patrimonio existente: la verdadera urgencia europea
El tema de la reutilización y la regeneración de los edificios es un punto clave de la entrevista.
«Tenemos un patrimonio inmobiliario antiguo, que consume mucha energía y a menudo está infrautilizado. Intervenir en lo ya existente tiene un impacto medioambiental mucho menor que construir de nuevo, porque las emisiones relacionadas con la estructura ya se han "consumido"».
En Europa, más de la mitad de los edificios se construyeron antes de 1979, es decir, antes de la introducción de las normativas energéticas modernas, y aproximadamente un tercio datan incluso de antes de 1945. En algunos países, como el Reino Unido, el 38 % de las viviendas se construyeron antes de la Segunda Guerra Mundial.*
Resumen crítico
Indicador
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Valor estimado
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Implicaciones críticas
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% de edificios mayores de 50 años
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Alrededor del 35% (no 70%)
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Mucho menos predominante que el 70 %; es necesario corregir la representación.
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Edificios construidos antes de 1979
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Menos del 50%
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La mayor parte del patrimonio inmobiliario es anterior a los estándares modernos.
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Edificios residenciales anteriores a 1945
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Cerca del 31% de superficie
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Una parte importante muestra un deterioro urbanístico generalizado.
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Total de edificios previos a 1970 (sumando residenciales/no residenciales)
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Aproximadamente un 75%
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Prevalencia de edificios pre-normativos y a menudo energívoros en el patrimonio existente.
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«Rehabilitar estos inmuebles significa regenerar energía, valor económico y calidad de vida. Y hacerlo en zonas urbanas que ya cuentan con infraestructuras y servicios».
No se trata solo de una obligación medioambiental, sino también de una gran oportunidad económica y social.
Una oportunidad que hay que aprovechar de inmediato
El diseño regenerativo no es una utopía ni una idea para unos pocos visionarios. Es una oportunidad concreta, respaldada por tecnologías perfeccionadas, conocimientos técnicos generalizados y una creciente sensibilidad colectiva.
«Hay que actuar ahora, y se necesita la contribución de todos: diseñadores, empresas, productores, administraciones públicas, ciudadanos. Es un reto colectivo, y también una oportunidad real para mejorar nuestra forma de vida».
En Manni Group creemos que el futuro de la construcción pasa precisamente por aquí: una visión sistémica, un impacto positivo, una cultura de la construcción que regenera.
* FUENTES