El Clúster de la Edificación es una asociación sin ánimo de lucro que aglutina a diferentes empresas, universidades y centros de investigación que apuestan por el desarrollo y la innovación dentro del sector. En la jornada “OFFSITE = GREEN?”, organizada por Isopan y Manni Green Tech, Miguel Pinto, Director General del Clúster de la Edificación, señaló la relevancia de la construcción en el desarrollo socioeconómico del país y destacó el papel que juega la asociación tanto en su industrialización como en su reducción de emisiones de CO2.
¿Cómo definirías la misión del Clúster de la Edificación?
Miguel Pinto: El Clúster de la Edificación tiene el objetivo de innovar en el campo de la construcción, intentando dar respuestas y proporcionando alternativas a los problemas que se nos presentan. Queremos aportar nuestro granito de arena en el camino hacia el desarrollo de este ámbito ya que, al final, el Clúster es un espacio colaborativo y diverso en el que industriales, fabricantes, estudios de arquitectura e ingenierías coexisten y trabajan juntos para resolver aquellos retos comunes a los que se enfrentan.
¿Cuáles son los principales problemas a los que tiene que hacer frente la edificación en España?
MP: Desde un punto de vista general, tenemos que la edificación en España representa a un sector extraordinariamente atomizado (estamos hablando de casi un 90% de empresas que tienen alrededor de 10 trabajadores). Además, las tramitaciones urbanísticas traen consigo unos procesos muy lentos, algo que afecta directamente al promotor, que es el que paga. Otro problema es que hay poca coordinación entre el promotor y el contratista, por lo que la falta de comunicación entre ellos se hace patente, algo que afecta a la reputación de las empresas y a la fase de post-venta. También destacaría que falta formación, así como mano de obra joven, ya que estas profesiones no resultan atractivas para este segmento de la población. Por último, la digitalización todavía es escasa, algo que llama la atención cuando nos comparamos con otros ámbitos como el de la agricultura.
Alrededor del 80% de los edificios que forman parte del parque inmobiliario español son ineficientes energéticamente y representan el 30% del consumo energético en España. ¿Qué soluciones y/o alternativas se proponen desde el Clúster para rebajar los niveles de contaminación en la construcción?
MP: Como es nuestra responsabilidad, desde el Clúster pretendemos conseguir llegar al año 2050 con un escenario en el que todos los edificios sean 100% eficientes energéticamente. Para ello, creemos que debemos tirar muros y tender puentes para que todo el talento innovador que forma parte de nuestro sector pueda poner su ingenio a trabajar.
¿Cómo pretende el Clúster conseguir fomentar este talento?
MP: A partir de la colaboración y la diversidad. Los cinco ejes estratégicos que parten del Clúster son industrialización, sostenibilidad ambiental, rehabilitación, transformación digital y Lean Construction o, lo que es lo mismo, construcción sin pérdidas. Como resultado, de aquí surgen alrededor de 20 grupos de trabajo cargados de talento que se comunican entre sí para crear e integrar innovaciones en completa sincronía dentro de cada proyecto.
Si entendemos el edificio como un producto, ¿cómo se relacionan comunicación e innovación dentro de su ciclo de vida?
MP: El talento no deja de multiplicarse en cada fase de producto, desde que compramos un suelo, proyectamos un edificio, lo ejecutamos y se lo entregamos al cliente. Sin embargo, si el talento que está en la fase de proyecto no se comunica (o no lo hace de forma eficiente) con la fase de entrega, no se pueden generar innovaciones complejas. Si no permitimos y potenciamos esa comunicación, estaremos generando un cuello de botella que hará que tanto el tiempo como el dinero invertido en esa innovación de producto se pierda en una única y exclusiva fase.
¿Puede ayudar la comunicación y la innovación a industrializar la construcción?
MP: Por supuesto. Paliar los problemas de contaminación y de emisiones en nuestro sector es algo factible y pasa precisamente por la industrialización. Sin embargo, el problema con el que nos encontramos es que todavía no existe una integración potente de los oficios y de los agentes constructores existentes como para conseguir generalizar estas metodologías. De poco sirve la industrialización de un producto si esta innovación no está enmarcada dentro del proceso completo o si no está en sincronía con la obra, con su transporte, con su montaje, etcétera.