Están surgiendo nuevas oportunidades para la arquitectura, orientadas a la personalización y a la integración, gracias al diálogo entre diseño urbanístico, construcción e innovación tecnológica.
Con los edificios construidos en seco, la obra se convierte en una fábrica de montaje en la que se puede responder con más eficacia a las normativas cada vez más estrictas que existen en materia de sostenibilidad ambiental, ahorro energético y protección antisísmica, sin olvidarse del diseño.
La elección de este método constructivo implica a todo el sector de la construcción, desde el proyectista hasta el constructor.
¿Es correcto considerarla la opción del futuro?
En España, la prefabricación y la construcción en seco son una tradición consolidada en los edificios comerciales, industriales y públicos, pero no en los residenciales.
Sin embargo, recientemente también han empezado a descubrirse las ventajas de esta técnica constructiva para los edificios de uso residencial.
Los protagonistas son los componentes ligeros, que se pueden montar en la obra como en una construcción de mecanos. Pernos y llaves inglesas en vez de paleta y mortero.
El edificio se convierte en un todo integrado en el que se unen los aspectos estructurales, la envolvente y las instalaciones.
De hecho, el sistema de construcción en seco se basa en la prefabricación y el montaje mecánico de varios niveles funcionales, compuestos por elementos proporcionados en la obra ya certificados y listos para montarse en una estructura ligera y resistente de acero, madera y hormigón armado.
Los operarios especializados que trabajan en la construcción en seco tienen la tarea de ensamblar estos elementos siguiendo un diseño y un proyecto previamente realizado con sumo detalle.
La técnica constructiva en seco garantiza una mayor calidad, seguridad y eficiencia.
Esto garantiza a su vez un mayor ahorro económico, ya sea en la fase de ejecución del proyecto o más adelante, ya sea durante el mantenimiento del edificio.
En el pasado, la idea de la prefabricación estaba asociada a una gama limitada de componentes de construcción que se combinaban para formar un edificio completo, caracterizado por la rigidez modular.
Este aspecto se percibía, por tanto, como un obstáculo para la personalización y la creatividad del proyecto, y como el origen de la simplicidad y serialidad de los edificios de baja calidad arquitectónica y tecnológica. Edificios listos para usar en situaciones de emergencia o como soluciones temporales.
En realidad, hoy la prefabricación concierne a los elementos constructivos y a los componentes destinados a formar parte de un proyecto final, que puede estar caracterizado por su personalización y su alta calidad.
Los elementos realizados con la precisión de la producción industrial pueden asociarse a una gran libertad de diseño: vigas, pilares, montantes, largueros, paredes, suelos, tejados, cubiertas y obras únicas o reproducibles a gran escala.
El nexo entre arquitectura e industria, que parecía imposible durante mucho tiempo, ha encontrado una posibilidad de desarrollo real.
Lo más increíble es que esto puede ocurrir con una total libertad de uso de materiales.
Construir en seco prevé el uso de productos realizados mediante procesos industriales controlados y certificados.
Por este motivo, las prestaciones efectivas de la obra son las que están previstas desde el momento del diseño, sin sorpresas.
Además, todos los elementos son inspeccionables, reemplazables o implementables en el tiempo. De hecho, la reversibilidad es una de las características de la construcción en seco.
Esto evita tener que recurrir a materias primas para producir nuevos componentes, lo que se traduce positivamente de cara a la eco-sostenibilidad.
En los edificios construidos en seco, el proyectista puede acceder a una gran variedad de materiales de construcción en función de los resultados deseados.
No se descarta ningún material ni ninguna forma.
Todo es posible porque el sistema constructivo en seco es versátil, se adapta a las aspiraciones compositivas del proyectista. Una de las ventajas de la construcción en seco es precisamente la desvinculación de los bloques de cemento.
La idea de la que surge el proyecto no se ve limitada por módulos predefinidos, al contrario: dimensiones, formas, aperturas y terminaciones encuentran nuevos modos de combinarse.
La prefabricación, de hecho, no puede prescindir de una definición precisa de todos los detalles del proyecto.
Cada uno de los componentes, ya se trate de una corredera o de una conexión, está pensado y definido desde la fase de diseño en función del rendimiento previsto para todo el edificio y del efecto estético deseado.
Esto comporta un bajo riesgo de fallos de ejecución y el máximo rendimiento, tanto desde el punto de vista del aislamiento térmico y acústico, como desde el punto de vista antisísmico.
Precisamente gracias al diseño detallado de todos los elementos, el coste de todo el edificio puede calcularse de antemano con mayor precisión en comparación con las obras tradicionales.
El empleo de la tecnología Building Information Modeling (BIM) reduce el margen de error y los tiempos de inactividad en la obra, e introduce la cultura de la industrialización.
Un menor riesgo de fallos de ejecución comporta tiempos y costes reducidos y exactos.
Una de las ventajas más apreciadas de la técnica constructiva en seco tiene que ver precisamente con la reducción de la duración de la obra, un aspecto especialmente importante en la fase de intervención en edificios existentes.
Una vez que el proyecto ejecutivo está listo, los distintos elementos pueden producirse simultáneamente, lo que optimiza los plazos de entrega en la obra.
Además, no se necesitan las fases de secado típicas de la construcción tradicional en húmedo.
Las características intrínsecas de la construcción en seco son la razón por la que el edificio presenta un nivel de calidad tan alto, algo que se puede lograr tanto en la fase de diseño como en la de ejecución.
Este tipo de procesos constructivos también crea un entorno capaz de garantizar un alto nivel de bienestar interior: diseño, funcionalidad arquitectónica, salubridad del aire, confort térmico y acústico, y seguridad.
Además, el diseño detallado y la ejecución correcta también garantizan una larga duración y el mantenimiento de un alto valor del inmueble a lo largo del tiempo.
El nivel de rendimiento de los edificios construidos en seco es altísimo gracias al diseño detallado que analiza y desarrolla cada edificio como un organismo único.
Dentro de la estructura se encuentran las instalaciones tecnológicas, organizadas en función de una secuencia programada.
Los sistemas de ventilación y climatización y las instalaciones hidráulicas, eléctricas y de gas aprovechan los intersticios para no reducir el espacio interior de los ambientes y para facilitar su inspección.
El sistema de construcción en seco es ecosostenible porque los elementos pueden descomponerse y pueden, por tanto, reciclarse, reutilizarse o eliminarse.
De este modo, se reduce el impacto ambiental ante un posible desmantelamiento del edificio.
Además, el consumo energético de este tipo de edificios se puede calcular y controlar en todas las fases: desde la producción de los distintos elementos, hasta el hipotético desmantelamiento del edificio.
Por otra parte, se trata de sistemas expresamente diseñados para el ahorro energético y, por tanto, predispuestos a optimizar el consumo y a reducir los costes.
El aislamiento térmico y el aislamiento acústico están garantizados por las prestaciones que ofrecen los distintos componentes y por la implementación precisa, mientras que las instalaciones están pensadas para optimizar el consumo energético.
Las estructuras portantes ligeras, de madera o de acero, se diseñan con unas dimensiones determinadas en función de la zona sísmica para garantizar la estabilidad del edificio.
La madera y el acero presentan, además, una mayor flexibilidad con respecto al hormigón y a la mampostería, por ejemplo, por lo que son menos sensibles a las presiones dinámicas.
La adopción de elementos de relleno y juntas de estructura envolvente semindependientes de la estructura portante permite absorber mejor los movimientos de la estructura durante el seísmo.
Esta es la razón por la que el sistema constructivo en seco se adapta al diseño antisísmico.
El edificio construido en seco es como una carcasa protectora, similar a la carrocería de un automóvil, diseñada para la seguridad de los pasajeros.
Las perspectivas que ofrece este sistema seco y ligero parecen responder, por tanto, a todas las exigencias de la vida moderna, desde el diseño hasta el confort, pasando por un bajo impacto ecológico o ambiental.