“Durante años, se han construido algunas granjas con materiales de construcción inapropiados”. Así de rotundo es Joan Jovellar, veterinario y director de cebo en la empresa Valls Companys, al explicar las incidencias con las se han encontrado cuando han tenido que asesorar la rehabilitación o ampliación de granjas existentes.
“La incorrecta colocación de los paneles de poliuretano, su mala calidad para la producción de cerdos, o su instalación deficiente con juntas abiertas, han causado graves problemas en las naves, especialmente en las cubiertas y en zonas más expuestas como la cumbrera o las chimeneas”, resume Jovellar. Esto ha acabado generando que las instalaciones agrícolas no pudieran garantizar unas condiciones ambientales correctas (exceso de humedad, nivel de amoniaco descontrolado, temperatura interior inadecuada) para lograr el mayor confort de los animales. Aparte, comenta Joan Jovellar, “está la desesperación del granjero que ve que en una obra nueva se está deteriorando el tejado”.
Lo primero que los expertos en construcción de granjas solicitan es que las cubiertas y las paredes de una granja logren ser aislantes térmicamente. Con ello se garantiza una temperatura interior idónea para los animales durante todo el año. Pero esto también reduce los costes de explotación y mantenimiento de una granja. “Una correcta instalación hace que el ahorro se note mucho, sobre todo en lo que afecta al gasto energético y productivo”, explica Joan Jovellar. Lo segundo que requieren es que los paneles no se oxiden y resistan a agentes químicos. “El amoniaco - resultante de la mezcla de heces y orina de animales - es muy agresivo”, indica el veterinario, y “puede afectar tanto al estado de las instalaciones como al bienestar de los animales”. Para ello es necesario buscar materiales de larga durabilidad que puedan limpiarse y desinfectarse fácilmente.
La construcción de fachadas y cubiertas, aunque no es el único factor, influye determinantemente en conseguir una granja eficiente y productiva. En este sentido, Isopan ofrece paneles aislantes que se componen de una espuma rígida de poliuretano, revestidas con dos chapas. La interior suele ser de PVC o fibra de vidrio, materiales resistentes a los agentes químicos agresivos generados por los animales. La cara exterior suele ser de poliéster o aluminio para soportar condiciones meteorológicas adversas. La ubicación definitiva de cada uno de ellos supondrá además unas prestaciones o acabados distintos.
Joan Jovellar lo tiene claro: “actualmente en el mercado hay productos que funcionan muy bien, con juntas cerradas y muy aislantes. Si no se utilizan los materiales adecuados, la granja lo sufrirá y también los animales”.