Architectural Talks, la serie de entrevistas realizadas por Manni Group en colaboración con YACademy, charla con Andrea Zamboni, Doctor Arquitecto y CEO de Zamboni Architetti Associati.
En este artículo encontrarás:
Zamboni Architetti Associati es un estudio de arquitectura fundado en el año 2000 por Massimo Zamboni y Sabrina Zamboni. El estudio ha diseñado y construido edificios de carácter comercial e industrial, así como también cuentan con experiencia en proyectos relacionados con el espacio público, planes generales urbanos, paisajísticos y de reurbanización y rehabilitación. El estudio italiano ha trabajado tanto a escala local, como nacional e incluso internacional.
Entre los proyectos de rehabilitación más famosos de ZAA encontramos la rehabilitación urbana del complejo Isola San Rocco en Reggio Emilia, un ejemplo de restauración contemporánea realizado por Luigi Vietti. Como principal ejemplo de rehabilitación del patrimonio industrial propio de la región de Emilia-Romaña, encontramos la Fundición Lombardini-Aterballetto.
El estudio ganó el Big See Architecture Award en 2020 por la restauración de los Claustros de San Pietro en Reggio Emilia. Este mismo proyecto fue finalista en 2021 del Premio Nacional de Arquitectura de Italia, patrocinado por el MAXXI (Museo nacional de las artes del siglo XXI) y la Trienal de Milán.
Zamboni Architetti Associati es un ejemplo de estudio que basa su obra en la experimentación, la investigación y la innovación arquitectónica, poniendo el foco en las necesidades humanas de la construcción y siempre teniendo en cuenta su relación con el contexto ambiental y funcional.
El estudio Zamboni Architetti Associati lleva a cabo numerosas actuaciones de rehabilitación, tratando desde edificios históricos hasta proyectos industriales. ¿Cuánto se puede y se debe trabajar con técnicas offsite en intervenciones de este tipo?
Andrea Zamboni: Nuestro estudio trabaja mucho con la herencia patrimonial en el sentido más amplio y por herencia patrimonial, entendemos precisamente desde la arquitectura de la antigüedad hasta la arquitectura industrial, pasando por la restauración de lo moderno.
Digamos que el área que más se presta para la rehabilitación utilizando la tecnología offsite sería aquella relacionada con el área industrial, ya que allí se presentan problemas específicos en la obra, así como también problemas a la hora de encontrar los materiales originales para las estructuras, por lo que normalmente las que vamos a generar dentro estos edificios son estructuralmente autoportantes, ya que estas se prestan a este tipo de operaciones. En el almacén 15 del Parco Innovazione Reggiano trabajamos de esta manera y, en general, para estos casos, la construcción offsite nos suele ayudar.
En algunos contextos, apostar por la edificación offsite resulta una tarea más complicada, como en ciertos edificios protegidos, aunque estas metodologías también cumplen con algunos de los requisitos que marca el Ministerio de Cultura italiano como, por ejemplo, el de asegurar la reversibilidad de las intervenciones. En estos casos, apostar por la construcción offsite facilitaría las cosas.
En algunos contextos, apostar por la edificación offsite resulta una tarea más complicada, por ejemplo cuando se trata de ciertos edificios protegidos, aunque estas metodologías también cumplen con algunos de los requisitos que marca el Ministerio de Cultura italiano como, por ejemplo, el de asegurar la reversibilidad de las intervenciones. En estos casos, apostar por la construcción offsite facilitaría las cosas.
Teniendo en cuenta tu experiencia anterior en el Studi Domus, ¿cuál crees que es el camino que la arquitectura contemporánea debe tomar con respecto a cumplir con asuntos de sostenibilidad ambiental?
A.Z.: Sí, durante el tiempo que pasé en Domus, digamos que mi trabajo también consistía en investigar y descubrir nuevas tendencias de diseño alrededor del mundo.
Debo decir que la búsqueda por la sostenibilidad existe, que hoy en día es prácticamente un requisito indispensable en cualquier proyecto: todos deben ser sostenibles, o de lo contrario no tendría ningún sentido llevarlo adelante.
La interpretación más directa de la sostenibilidad suele llevar a resultados insatisfactorios, mientras que hay proyectos que de alguna manera “invaden”, por así decirlo, el concepto de sostenibilidad ya en su propia composición. Es decir, en muchas ocasiones el proyecto está bien pensado, se ha diseñado con sentido común y denota inteligencia y, por tanto, debería resolver de raíz la cuestión de la sostenibilidad. Hasta hace poco, el planteamiento era el equivocado, ya que se intentaba solucionar la cuestión sostenible una vez el proyecto ya estaba terminado. Por lo tanto, en estos casos ya se había proyectado sin elementos que remaran a su favor.
Por ejemplo, hay edificios que resultan estructuras muy dispersas, y creemos que con rehabilitar la fachada se podrá solucionar esta cuestión, pero este es un enfoque equivocado… Se debe estudiar el problema de raíz en el mismo momento en el que se concibe el proyecto. Desde mi experiencia, creo que la arquitectura contemporánea está cambiando su rumbo para seguir esta dirección o, por lo menos, esto es lo que está ocurriendo en las vanguardias de mayor interés.
Se podría decir que apuestas por la organicidad de la arquitectura.
A.Z.: Creemos que un buen proyecto debe nacer siendo sostenible que, de hecho, es algo que también encontramos en proyectos de la antigüedad. A menudo, se da que los materiales antiguos son los más sostenibles, pero no son necesariamente los únicos. Incluso los materiales nuevos y más innovadores se pueden utilizar de forma sostenible o no sostenible: por tanto, a partir de este enfoque radica lo que es un buen proyecto.
Hablemos ahora de los Claustros de San Pietro, en Reggio Emilia, uno de los proyectos más conocidos y emblemáticos realizados por ZAA. En él es evidente la dicotomía entre lo antiguo y lo contemporáneo. En tu opinión, ¿cómo debería actuar el arquitecto sobre las estructuras ya existentes?
A.Z.: En general, siempre les digo a mis alumnos que todo lo que hacemos como arquitectos se basa, de facto, en algo que ya existe. Incluso si tienes un proyecto en medio del desierto, el desierto ya tiene su historia, por muy difícil que sea encontrarla. Así pues, independientemente del objeto a trabajar, el enfoque que se debe tomar siempre es el de respetar su contexto y su historia.
Los Claustros de San Pietro son un caso extremo, porque estamos hablando de una obra diseñada por Giulio Romano, alumno del mismísimo Rafael. En sí mismo, es casi intocable, y la idea de poder trabajar y tener en tus manos algo diseñado por Giulio Romano nos generó cierta ansiedad en las primeras fases.
De cara a este proyecto, nos dimos cuenta de que deberíamos empezar a concebir todas nuestras ciudades como si en realidad fueran algo “inacabado”, todavía en construcción. Todas las intervenciones que realizamos se sitúan en una cadena temporal que tiene un período de tiempo muy largo y nosotros nos encontramos trabajando en una breve y mínima fase de este período. Por lo tanto, lo que haremos, obviamente, no debe ser irreversible, ya que debemos asegurarnos de mantener abierta la puerta a futuras transformaciones.
Sobre las obras en los Claustros de San Pietro, incluso completamos el trabajo publicando un libro titulado Non finito (“Inacabado”). Sin embargo, esto no quiere decir que no hayamos terminado el trabajo o que la administración no nos haya proporcionado los recursos necesarios para hacerlo. Obviamente, se dieron todas las condiciones para poder terminarlo, pero la verdad es que en cualquier trabajo de arquitectura que realices, incluso cuando se trata de algo nuevo, debes dejar siempre margen para la transformación. Después, nos pedirán que transformemos los espacios internamente, puede que incluso de formas que no habíamos imaginado al principio, lo que acaba suponiendo un desafío constante. Por ejemplo, en los Claustros de San Pietro ahora debemos diseñar una especie de espacio pensado para la restauración que no estaba concebido originalmente, y esto cambiará algunas cosas que ya deberían estar pensadas teniendo en cuenta el alcance del proyecto.
Siempre se debe tener en cuenta la transformación.
A.Z.: Eterna trasformación, eternamente inacabada.
A propósito de la transformación, hablemos de la discontinuidad. La tecnología de la construcción permite distinguir las estratificaciones de materiales de diferentes períodos históricos. En este caso, ¿en qué manera pueden ayudar los materiales, las superficies, los productos de la industria de la construcción al arquitecto en la continuación del pensamiento contemporáneo y, sobre todo, en qué medida puede ser este un tema que vaya más allá de lenguajes o materiales?
A.Z.: Es una excelente pregunta porque resume toda una metodología de trabajo. Para mí, la unión, es decir, el punto de contacto que se crea entre los materiales, es la parte del proyecto que más me fascina; es una forma abstracta que se traduce en una forma de construcción y se acaba convirtiendo en una forma arquitectónica.
Hubo un período bastante extenso en el que la arquitectura, en general, se orientó hacia el minimalismo, buscando soluciones visuales muy elementales. Lo cierto es que realmente el traslado hacia una forma elemental es siempre muy complejo, tiene que pasar por una fase en la que, en el desarrollo del proyecto ejecutivo, los detalles deben hablar… Y esta no debe ser tan solo una conversación sobre aspectos constructivos, sino que debe ir más allá y acabar transformándose en una forma arquitectónica.
La conexión, el punto en el que los materiales se tocan, también surge del hecho de que muchas veces trabajamos con lo antiguo. Cuando, por ejemplo, una superficie antigua toca una moderna, o cuando un material nuevo toca una superficie antigua, es casi donde se resuelve la forma arquitectónica. A este punto se le da una apariencia que se corresponde con una necesidad formal de construcción y, a menudo, también permite convertirse en un elemento emblemático.